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Pobres por maldición divina

Dr. Miguel Ángel Núñez


Pregunta

“Quisiera que me aclarara un tema que me tiene muy angustiada. Un predicador de nuestra iglesia predicó sobre lo malo que es que como cristiano uno este mal económicamente. Según sus palabras eso es evidencia de no estar bien con Dios. Mi esposo y yo estamos pasando dificultades económicas. No hemos pedido ayuda a ningún hermano, pero Dios nos ayuda al día, hoy no tengo ni un peso en el bolsillo pero al final del día, después de orar mucho, siempre tenemos lo necesario para el día siguiente, gracias a trabajos que le llegan, no por limosnas ni por pedirle a nadie. Creo que Dios nos ayuda pero a su modo y día a día no más.

Me entristecí mucho al pensar que el hermano quizás tenga razón y que los cristianos tenemos que ser los mejores económicamente porque somos hijos del Dios del universo… Mientras él hablaba los hermanos empobrecidos agachaban la cabeza y los más pudientes asentaban orgullosos sus cabezas. No sé qué sucede con nosotros, colaboramos activamente en la iglesia, pero siento que se ha puesto todo más difícil después de asumir responsabilidades en la iglesia. Pero no quiero pensar que por causa de que estamos haciendo algo mal estamos así con estos problemas y si es así entonces debo replantearme todo lo que echo hasta ahora, ya que para estar así de mal monetariamente, entonces estoy demasiado mal en lo espiritual”.

Respuesta

No sé quién predicó en tu iglesia, pero esa persona es un fiel expositor de una herejía ampliamente estudiada y que ya está presente en la Biblia en el libro de Job y en Miqueas, pero que ha cobrado mucha fuerza en los últimos años con el nombre de “teología de la prosperidad” o el “evangelio de la prosperidad”.
  • Uno de los amigos de Job creía firmemente en esta idea macabra de que lo bueno viene de Dios y lo malo es ausencia divina... esta idea, que no es bíblica, no tiene sustento lógico y suena a manipulación y a un Dios que se complace en hacer sufrir. Los amigos de Job creían firmemente que Dios le había enviado a Job sus desgracias. 
  • En Miqueas el profeta refuta esta idea porque genera orgullo, vanidad y soberbia. Él dice que ellos (los judíos) se jactan de tener la bendición divina por tener abundancia y edificios majestuosos y el profeta señala que Dios pondrá fuego en medio de sus edificios... 
Teología de la prosperidad

¿En qué consiste exactamente la teología de la prosperidad? Hay diversas ramificaciones y “ministerios” que siguen esta lógica, pero, en síntesis, la premisa básica sostiene que siendo Dios Todopoderoso y dueño de todo, incluso del oro y la plata (Hageo 2:8), los creyentes que son hijos de Dios, deben acceder a todo lo que el Padre tiene y eso incluye el oro y la plata.

El gran problema de esta teología es precisamente que no es una “teología” sino una “antropología”. No se centra en la divinidad, sino en la humanidad. La religión se convierte en medio y no en fin.

La mal llamada “teología” de la prosperidad, se sustenta en premisas equivocadas tomadas de la Biblia de manera errada.

Una base hermenéutica equivocada

Para que una idea tenga sustento bíblico tiene que estar basada no en versículos e ideas tomadas fuera de contexto, sino en un fundamento que esté ligado a un todo armónico de la Biblia.

Cada vez que se toma un texto fuera de contexto, entonces, se le hace decir a la Escritura algo que no dice. En su mayor parte está tomada de textos aislados del Antiguo Testamento y de Salmos, sin considerar el contexto ni las ideas previas y posteriores que los versículos presentan. Una forma típica de lo que se llama “texto prueba”, es decir, tener una idea previa y luego buscar algún texto o frase que avale la idea que sostengo.

Los predicadores de la teología de la prosperidad suelen citar en forma especial algunos textos:

- Deuteronomio 8:18 que dice: “Antes acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”. Sin embargo, este texto no tiene nada que ver con los cristianos, y está en el contexto exclusivo del pacto de Dios con Israel. Usarlo fuera de ese contexto es mal utilizarlo.

- Mateo 7:20 que dice: "Por sus frutos los conoceréis", y señalan que los “frutos” son las riquezas y la prosperidad económica. Sin embargo, el contexto está hablando de los “profetas” y los “frutos” se refieren a la coherencia entre el mensaje y la vida del que dice hablar a nombre de Dios, así que no tiene nada que ver con riqueza.

- 3 Juan 1:2 que dice: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad". Este texto habla de ser prosperado, pero en ningún texto sugiere que la prosperidad en la que está pensando Juan, en tiempos de persecución que es el contexto de la carta, se refiera a riqueza.

La Biblia sostiene, en un Salmo que habla de la Palabra de Dios, que “la suma de tus palabras es la verdad” (Salmo 119:160). Eso implica algo mucho más complejo y serio que tomar citas aisladas y textos fuera de contexto.

La idolatría de la riqueza

Un elemento que no se enfatiza de manera suficiente es que la “teología de la prosperidad” hace de la riqueza y la prosperidad misma un ídolo. El énfasis en los “ministerios” con este enfoque es que “debes ser rico”, “puedes reclamar las riquezas de Dios” y otras frases, que no sólo no tienen fundamento bíblico, sino que además, hacen creer que es la riqueza misma la que es parte de la bendición de Dios. La codicia es dañina y rechazada por Dios (Exodo 20:17).

El dinero es importante, pero nunca al punto de desviarnos de lo importante. Pablo advierte claramente sobre el lugar que debe ocupar el dinero al señalar que “el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores” (1 Timoteo 6:10).

Muchos de los pastores y líderes del movimiento de la prosperidad deberían leer con atención lo que dice Pedro cuando afirma: “cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere” (1 Pedro 5:2). Al escuchar a algunos de los predicadores que enseñan estas ideas pareciera que su punto focal es exclusivamente el “oro y la plata” y todo lo demás carece de significado.

Por eso mismo la recomendación dada a los Hebreos sigue siendo válida para hoy y necesaria de considerar: “Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: ‘Nunca te dejaré; jamás te abandonaré’” (Hebreos 13:5).

La teología de la prosperidad lo que en realidad hace es fomentar la codicia y el medir las bendiciones de Dios por la acumulación de riqueza. Por eso, Pablo es claro al señalar que “los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción” (1 Timoteo 6:9).

Poner la mira en la riqueza y sostener que esa es la medida de bendición divina, es simplemente, cambiar el punto focal del evangelio que está en función de Cristo, la salvación y una vida de servicio. Es en muchos sentidos, una desvirtuación del evangelio.

La codicia degenera en avaricia y Pablo califica dicha conducta como idólatra (Colosenses 3:5). Un concepto que también enseña el autor de Proverbios: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo” (Proverbios 23:4-5).

Jesús por su parte advirtió: “¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes” (Lucas 12:15).

Y en otra oportunidad: “Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24).

La vida cotidiana y la teología de la prosperidad

Una de las cuestiones anexas, pero que finalmente se constituyen en el centro de este “evangelio” distorsionado, es que se trastocan algunos elementos fundamentales de la forma en que Dios desea que vivamos nuestra vida. Algunos efectos de este enfoque son:

a. Desvirtuar el sentido del trabajo honesto. Para los propugnadores de esta filosofía, que se convierte en materialista, sólo hay que pedir a Dios y él nos dará las bendiciones que buscamos. Sin embargo, este enfoque quita del ser humano la responsabilidad del trabajo honesto y desvirtúa el sentido que la Biblia le asigna al proveer para nuestras necesidades. Algunos textos que deberían hacernos meditar y luego contrastarlos con la “teología” materialista de la prosperidad es:

- La invitación a “trabajar” los seis días de la semana (Éxodo 20:9). Lo que está implícito es una lógica de trabajo y no de pedir para que Dios venga a “darnos” lo que necesitamos. Un día se cesa, el resto se trabaja.

- Los medios de subsistencia no vienen de Dios sino del trabajo. El autor de Proverbios lo señala al afirmar: “El que trabaja la tierra tendrá abundante comida; el que sueña despierto sólo abundará en pobreza” (Proverbios 28:19).

- Para que no quede dudas sobre la filosofía del trabajo que tenía el pueblo de Israel, Pablo invita a los habitantes de Tesalónica (ciudad griega): “a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos” (1 Tesalonicenses 4:11). Si el apóstol hubiese sido un tele predicador de la “teología de la prosperidad” habría dicho otra cosa: ¡Pida! ¡Reclame la bendición! y algunas de las frases presuntuosas que muchos de estos predicadores proclaman.

- Pablo que solía hablar de manera directa, que incluso resultaría ofensiva en algunas congregaciones, al menos en algunas que he estado les dice a los mismos de Tesalónica: “Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que sólo se ocupan de lo que no les importa. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida” (2 Tesalonicenses 3:11-12).

- En la filosofía bíblica no hay lugar para otra conducta que no sea el trabajo: “El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados” (Efesios 4:28).

En síntesis, la filosofía del trabajo que maneja la Biblia es lo más alejada de la presunción, está ligada exclusivamente al esfuerzo y el trabajo honrado.

b. La teología de la prosperidad mal usa los medios dados por Dios para el crecimiento espiritual. Muchos de los llamados a la oración, la lectura de la Biblia y la vida espiritual, en el movimiento de la prosperidad están en vinculación con “exigir” las bendiciones de Dios y “reclamar” sus promesas. Sin embargo, nada en el texto bíblico que sugiera este enfoque. La oración está vinculada a nuestra necesidad de dependencia de la gracia. Los ejercicios espirituales no están enfocados en la satisfacción de necesidades materiales, sino en la salvación. Pareciera que algunos gurúes de la teología de la prosperidad han llegado a creer que salvación es sinónimo de prosperidad material.

Si se busca la “santificación”, para de esa forma “obtener” un carro nuevo, un trabajo nuevo o cualquier objeto material, se está ante la presencia de una distorsión de la verdadera vida santificada que lo que busca es reflejar el carácter de Dios y no “manipular” la bondad de la divinidad.

c. Desconoce la necesidad de dar gloria a Dios y pone su esperanza en bienes materiales. Al escuchar las predicaciones de algunos de los exponentes de esta teología pareciera que su vida estuviera enfocada totalmente en la obtención de bienes. Sin embargo, Jesús es muy claro al decir: “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:19-21). Extrañamente, estos versículos no suelen ser usados por los propugnadores de esta filosofía materialista.

Sin duda que hubo personajes bíblicos muy ricos Abraham (Génesis 13:2; 24:35); Salomón (1 Reyes 10:23); Ezequías (2 Reyes 20:12-18); Job (Job 1:3) y José de Arimatea (Mateo 27:57), por mencionar algunos. Sin embargo, ninguno de ellos sugiere ni remotamente que su riqueza está vinculada a su relación con Dios y que es indicio de bendición.

Finalmente, si la teología de la prosperidad fuera cierta, entonces, muchos de los héroes y heroínas de la fe mencionados en Hebreos 11, que fueron pobres, o al menos pasaron por situaciones económicas difíciles, no “merecerían” estar en dicha lista, incluso algunos que murieron en pobreza material, no deberían estar en dicho capítulo. El texto dice que muchos:

Fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa” (Hebreos 11:36-39).

Conclusión

Querida amiga, sé exactamente por lo que estás pasando, en ocasiones, por más que te esfuerces, las cosas no salen de la mejor forma. Dios no tiene nada que ver en eso. Cuesta entenderlo, pero en su omnipotencia se limita para no ir en contra de la voluntad humana. Pero, no te desanimes. Siempre sale el sol después de la noche. Siempre hay una salida y Dios, siempre se encarga de mostrarla. En mis peores momentos en la vida, siempre he visto el sol despejar la bruma oscura.

David entendió que Dios nunca nos abandona por eso escribió: “He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan” (Salmo 37:25).

No le creas a los herejes, a los maltratadores del rebaño, a los carniceros de las ovejas... ellos no conocen a Jesús por eso actúan de esa forma. La arrogancia no tiene nada que ver con Dios, de hecho, como dice Proverbios “la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco” (Proverbios 8:13). La llamada "teología de la prosperidad" hace precisamente eso, fomentar orgullo y vanidad. ¿Qué tiene que ver eso con Dios?

Es posible que en este momento estés mal económicamente. Analiza los factores que los han llevado a eso, porque Dios no está detrás. Sin embargo, no se queden rumiando desesperanza, al contrario, concéntrense en las promesas de Dios de que nunca los desamparará.

Oren, trabajen, alaben a Dios, y vivan en paz. Tal como dice el Señor: “No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34).

Por lo demás, la Biblia señala que: “Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). Nada nos faltará y en momentos de aflicción, no estaremos solos, es la promesa del Señor. Debe movernos una actitud de dependencia, como la que tuvo Pablo en el momento más difícil de su vida y es el instante cuando escribió: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:12-13). Que sean estas palabras las que guíen sus vidas.

Un abrazo para ti y tu esposo.

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Tal como en las otras respuestas, publicamos la misma con autorización de la persona involucrada. Sin embargo, quienes nos preguntan a través de nuestro blog, asumen la autorización explícita para publicar la respuesta en el mismo sitio. 

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Vicios ocultos



Pregunta

“Le escribe una triste miembro de la iglesia que no puede desligarse de la pornografía. Pensé que ya había controlado eso y después de un año vuelvo a caer en esto que me avergüenza. Sin embargo, incoherentemente lo vuelvo a hacer. Estoy escribiéndole desde una cuenta con seudónimo. Estoy muy afligida por vivir así miserablemente y siendo mujer no saber controlar esto... además de sentirme tan lejos de Dios... a veces siento que no tengo esperanza en Dios y que me burlo de ÉL... No quiero ser como soy, ni como estoy.... así no tengo ánimo para participar en mi iglesia local aunque todos creen que soy una mujer virtuosa, consagrada a Dios... y no es así tristemente...”

Respuesta

Querida amiga:

Gracias por tu valentía al escribir. Entiendo que escribas con seudónimo, no hay problema, espero que la respuesta que te dé no sólo te ayude a ti sino a otras personas que puedan estar pasando por este problema.

En primer lugar, representas a una minoría. La mayor parte de la pornografía está dirigida a varones, de hecho, hay muy poca pornografía direccionada especialmente a la mujer.

Ahora bien, aunque te sorprendas el problema que enfrentas no es la pornografía, sino algo mucho más complejo. Los hábitos que generamos, en este caso la adicción a la pornografía, en la mayoría de los casos es simplemente la punta del iceberg, en otras palabras es un síntoma, no el problema en sí. Bien podría ser que hubieses desarrollado otra adicción, pero por muchas razones, optaste por este camino.

Las personas se convierten en adictas, de lo que sea, por muchas razones:
  • Problemas de autoestima. 
  • Abuso. 
  • Traumas. 
  • Conflictos en las relaciones interpersonales. 
  • Soledad. 
  • Falta de sentido para la vida. 
  • Huida o evasión. 
  • Tendencias genéticas.
En el caso de la pornografía habría que agregar a las causas anteriores, otros detonantes como:
  • Obsesiones. 
  • Curiosidad mórbida. 
  • Despertar sexual prematuro. 
  • Abuso sexual infantil.
En su búsqueda las personas optan por una adicción, porque de algún modo les sirve para evadir la situación de fondo que están enfrentando.

Lamentablemente, en este asunto la gente suele creer que eliminando el “problema” se resolverá la vida, pero no es así, sólo se ataca el síntoma, pero si no se busca llegar hasta las causas, el problema volverá a aflorar de una forma mucho más fuerte o el individuo optará por otro camino de evasión generándose otro problema en otra área de su vida.

Conducta compleja

Otro componente es que en cada desorden de la conducta hay factores de tipo bio-psico-social. Es decir, elementos de tipo biológico (por ejemplo, muchos adictos al alcohol tienen tendencia genética hacia el vicio); psicológico (predisposición a cierta actividad adictiva por falencias de tipo afectiva, por ejemplo); social (algunos hechos sociales desencadenan adicciones).

Eso implica que el camino que estás optando que es el de la espiritualización y la culpa, no te servirá para nada. Al contrario, agudizará el problema.

Lo que necesitas hacer es comprender la causa de tu adicción y para eso necesitas ayuda de un profesional competente. Busca una psicóloga o un psicólogo para que te realice un diagnóstico que te permita clarificar los antecedentes que tienes y poder elaborar un diagnóstico certero, cosa que yo, sin conocer más no podría. Por otro lado, debe hacerlo alguien que tenga la capacitación para realizarlo.

Espiritualizar

En otras respuestas que hemos dado en este post hemos hablado del problema de la espiritualización que consiste en dejarle a Dios nuestros problemas asumiendo nosotros una actitud pasiva frente al mismo.

La dinámica de la vida cristiana implica que Dios obra en lo que tú no eres capaz. Cuando haces lo posible Dios hace lo imposible. Haz tu parte y el resto déjalo a Dios. ¿Qué debes hacer?
  • Buscar un especialista. Nadie lo hará por ti, ni siquiera Dios. Busca a alguien que sea cristiano, no necesariamente de tu iglesia. En todas las congregaciones hay gente honesta y que conoce a Jesucristo. 
  • Alejarte de aquello que propicia tu adicción. Si sabes que estar sola frente al computador no te hace bien, instala tu computador en la sala, en un lugar visible donde haya otras personas. Saca el televisor de tu pieza para que no te veas tentada a ver algún vídeo porno, y ponlo en un lugar donde estén otros miembros de tu familia. 
  • Busca algún grupo de apoyo. Hay muchos grupos de apoyo para adictos a la pornografía. Busca en Internet o en tu ciudad. Se han creado grupos similares a los de alcohólicos anónimos con la misma dinámica. Lo especialistas señalan que esta es una buena medida, porque ayuda a las personas a ser contenidos por otros que entienden el problema. 
Ora, pero no pidiéndole a Dios que te libre, sino dándole autorización a Dios para que te de fortaleza, voluntad y ganas de vivir con sentido.

Buscar ayuda

También hemos señalado en otros post la tendencia de muchos religiosos a considerar que toda la ayuda viene de Dios. Eso es simplemente presunción e ignorancia. Cuando le escucho a alguien decir eso, le invito a no llevar su auto al mecánico sino arrodillarse al lado del vehículo para que venga un ángel a arreglárselo o cuando le duelan las muelas, a quedarse quieto con el dolor, esperando que venga otro ángel a darle un analgésico o simplemente curarle su dolor. Es absurdo, pero así de horrible es la ignorancia y la presunción.

Dios le ha dado inteligencia al ser humano para ser capaz de solucionar problemas de todo tipo. Por eso que tenemos medicamentos, luz eléctrica, vehículos y otros elementos, que Dios no dio, sino que fueron descubiertos por seres humanos.

Pedir ayuda no es ser falto de fe. No pedir ayuda demuestra tener una fe enferma. No saldrás sola de este problema, ya no saliste sola, así que busca a un profesional.

La iglesia

No te sientas mal por la iglesia y por lo que piensen los demás. No te olvides que en la iglesia estamos todos enfermos, a unos se les nota más y a otros menos. Algunos tienen máscaras más gruesas y otros más delgadas, pero el problema de todos es el mismo. La Biblia dice:
“No hay un solo justo, ni siquiera uno” (Romanos 3:10).
Esta condición nos alcanza a todos, incluyendo al pastor de tu iglesia. No dejes de ir a la iglesia, porque de algún modo la comunidad cristiana te ayuda a mantener tu fe viva.

Puedes hacer algo más que sólo asistir y es buscar a personas que necesiten ayuda en algún aspecto (no en el que tú padeces), y buscar ayudarles. Al ayudar a otros te ayudas a ti misma.

Conclusión

Lo que a ti te ocurre echa por tierra el mito de que la pornografía es cosa exclusiva de varones, lo cual, evidentemente no es cierto.

Confío en que no te quedes llorando ni lamiendo tus heridas, eso no te servirá, sino que levantarás la frente, buscarás ayuda y con la colaboración de Dios para lo que no puedas hacer por ti misma saldrás adelante.

No te olvides que quienes se refugian en Jesús pueden descansar. Jesús dijo:
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28).
No temas de Jesús, porque él nunca te rechazará, ni aún con la conducta más depravada. No les creas a quienes te predican diciendo que Dios no te acepta, él te acepta así, tal como eres, porque Dios sabe que él es el único que puede cambiarte. No esperes a cambiar para acudir a Dios, acude a él para que en su vínculo personal con él encuentres descanso.

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