PREGUNTA
“Saludos cordiales desde México. Mi pregunta es: ¿Cómo se debe interpretar la argumentación del apóstol Pablo de que la mujer no enseñe, dando como referencia que la mujer (Eva) fue la engañada y no el varón, en 1 Timoteo 2? ¿Y la cuestión, también de Pablo, de la mujer que se cubra la cabeza porque es gloria del hombre? Sepan que coincido con los conceptos que ustedes comparten, de administración compartida y de que ambos, varón y mujer, son imagen de Dios. Comparto la visión de que en la Biblia se trata con equidad a ambos sexos y me entristecen las interpretaciones machistas, pero quisiera claridad con estos pasajes”.
Apreciado amigo:
En realidad planteas dos preguntas. El asunto es más o menos largo así que contestaré en dos post distintos los asuntos que planteas. Partiré por lo aparentemente más difícil que es el asunto de la mujer “gloria del varón”.
Trabajo hace años en una serie de libros que espero este año poder publicar, es una trilogía que llevará por títulos:
- JESÚS Y LA MUJER, del cual he dado un adelanto en un artículo publicado en mi blog Al pasar las horas;
- PABLO Y LA MUJER, donde analizo cada uno de los versículos donde Pablo habla de la mujer;
- LA MUJER CORONA DE LA CREACIÓN. Donde establezco un paradigma bíblico para analizar a la mujer en términos bíblicos.
La epístola a los Corintios
Lo que mencionas sobre que la “mujer es gloria del varón” está en una perícopa del libro de 1 a Corintios (1 Cor. 11:2-12). La carta fue escrita por Pablo en Efeso (1 Co. 16:8) en respuesta probablemente a una epístola que había recibido desde Corinto (1 Co. 7:1) y por los informes de Cloe (1 Co. 1:11).
Corinto era una ciudad costumbres licenciosas. La deidad principal era Afrodita, diosa de la fertilidad y el amor. Cientos de prostitutas ejercían su oficio en el templo a dicha diosa. Esto es importante pues permite explicar algunos conceptos de la epístola.
Tres años después que Pablo partiera de Corinto diversos problemas motivan la epístola. En su carta se propone dos cosas, en primer lugar, reprochar la apostasía provocada por prácticas corruptas contrarias al evangelio; y, en segunda instancia, enseñar o explicar creencias y prácticas acerca de las cuales existen dudas.
Problemas del texto
Al analizar el texto tal como está escrito surgen una serie de preguntas:
- ¿Qué tiene que ver el argumento de la “cabeza” con el concepto imagen de Dios presentado en el ver. 7?
- ¿El mandato de cubrirse la cabeza tiene un sentido local o universal?
- Si es local, ¿por qué razón lo indica?
- Si es universal, ¿todos los cristianos en todos los tiempos deben seguir el mandato?
- Si el varón es imagen y gloria de Dios, ¿cómo compatibilizar este texto con Génesis 1:27 donde se plantea que tanto el varón como la mujer son imagen de Dios?
- ¿Cómo explicar que este sea el único texto de toda la Biblia que plantea este concepto?
- Por otra parte, ¿cómo entender la idea que la mujer fue creada a causa del varón con Génesis 2:18 donde se sostiene que la “humanidad” –entendiendo varón y mujer- se necesitan mutuamente?
- Finalmente, ¿cómo armonizar los conceptos precedentes con las ideas planteadas en el versículo 11 y 12 donde aparentemente se desdice de lo anterior?
El problema es que aparentemente hay contradicción con el mensaje de Génesis respecto a la relación del varón y la mujer. Además el concepto de Imagen de Dios sólo es aplicado en este texto al varón contradiciendo el planteamiento de Génesis. Y el apóstol presenta dos estados circunstanciales: “en el Señor” v. 11) y, tácitamente, sin el Señor.
Contexto histórico
Corinto era una ciudad cosmopolita. De ubicación estratégica para el comercio. Una serie de factores históricos son imprescindibles para entender las palabras de Pablo. Algunos son:
Cubrirse la cabeza. Entre los judíos era costumbre que las mujeres se cubrieran la cabeza con un velo como una prueba de que eran casadas, y también como una demostración de pudor. Sin embargo, esa no era la práctica entre las mujeres griegas las que Pablo escribe.
Raparse la cabeza. En tiempos de Pablo, sólo las mujeres relacionadas con la prostitución religiosa o de baja moral solían andar con su cabeza descubierta o rapada.
Interpretaciones al texto
Durante la edad media se usó este pasaje para justificar la idea que la mujer “estaba en una categoría similar a los animales” mientras que los varones “tenían almas, ellas no podían tener los poderes superiores de la razón, perspicacia ética, y conocimientos teológicos tal como el hombre”.[1] Este concepto sirvió de base para que durante siglos se negara a la mujer el derecho a la educación y se aceptara de manera tácita su inferioridad respecto al sexo masculino.
Cubrir la cabeza. El criterio histórico que ha imperado es sostener que en este versículo Pablo sostiene que la mujer debe demostrar subordinación al varón cubriéndose la cabeza siguiendo la costumbre que el cubrirse era señal de supeditación a un ser superior. Pablo habría usado el argumento porque algunas mujeres habrían pretendido en una nueva libertad en Cristo dejar de estar sometidas a sus esposos. Sin embargo, dicho concepto no tiene validez toda vez que no era una práctica entre las mujeres griegas.
Jerarquización. Otros autores –sin analizar el sentido morfo sintáxtico de la expresión “cabeza”, sugieren que en este texto Pablo está implicando un orden de “superioridad y subordinación”, cosa que no tiene sentido toda vez que el concepto cabeza tiene otro uso en el mundo griego al que Pablo se refiere (en otro artículo hemos explicado eso).
Otros, siguiendo la interpretación literalista del texto simplemente señalan que esta subordinación presenta un orden jerárquico que no admite réplica. La contradicción entre el principio de la mutualidad e igualdad expresado en Gál 3:28, 1 Co 7 y 1 Co 11:11-12 con 1 Co 11:3 algunos lo resuelven simplemente diciendo que hay dos órdenes de cosas, el espiritual donde los sexos son iguales ante Dios y el social establecido entre marido y mujer, donde el varón tiene preeminencia por sobre la mujer. Todo lo que no hace más que obviar lo que el texto dice y la contradicción que se presenta.
Gloria del varón. Este pasaje ha traído muchos problemas a los comentadores. En muchos ha primado la idea de que la mujer, es en cierto modo gloria de Dios, pero no de manera directa como el varón, sino de forma indirecta a través del hombre. Eso la obliga a dependencia por naturaleza por haber sido creada así y ser ontológicamente un ser inferior y dependiente. Otros incluso afirman que el varón es el que fue creado a imagen y semejanza de Dios y la mujer a imagen y semejanza del varón lo cual introduce el concepto de inferioridad por creación. Esta explicación simplemente es improcedente toda vez que Dios sería injusto y crearía con injusticia un sexo naturalmente subordinado, lo que contradice muchas porciones bíblicas.
Contexto del pasaje
En general en 1 de Corintios se presentan una serie de abusos y desórdenes, no sólo en el culto público sino en la manera de ver la religión, Pablo intenta corregir esos excesos y defectos. En particular los capítulos 11-14 se presentan algunos aspectos relacionados con la adoración, con especial énfasis al lugar que las mujeres ocupan en dicha situación.
El capítulo 11 comienza con una invitación: “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” v.1). Sin embargo, dicho versículo constituye la conclusión del cap. 10.
Los comentadores coinciden en señalar que la idea central de la perícopa parte del versículo 2. Llama la atención que Pablo parte esta sección recordándoles a sus discípulos de Corinto acerca de la tradición.
Cada sección de la epístola tiene una intencionalidad. En el caso del capítulo 11, el contexto indica que Pablo tiene la intención de persuadir a los Corintios para estar unidos más que divididos en la adoración comunitaria.
Interpretación
A la luz de lo que ya hemos visto hasta aquí creemos que la clave del texto está en entender el sentido de los elementos mencionados en el texto. Una buena cantidad de comentarios señala que en estos pasajes Pablo se ocupa de los principios de decencia, decoro religioso y buen gusto dentro del ambiente, costumbres y maneras del tiempo cuando escribió y de la gente a quién escribió. Probablemente en esta aseveración esté la clave para entender sus palabras.
Pablo le escribe a gente real, con costumbres y formas de ver el mundo particular. Debemos entender su tiempo, para de ese modo entender lo que Pablo está intentando escribirles.
Pablo, está reaccionando, no para establecer un patrón universal de conducta sino en función de los conceptos peculiares de sus días. Esto es imprescindible de entender porque de otro modo podemos hacerle decir al apóstol lo que no quiso afirmar.
La clave para entender esta sección de Pablo está en el capítulo anterior donde el apóstol pide a los de Corinto: “no seáis tropiezo ni a judíos ni a gentiles ni a la iglesia de Dios” (1 Co. 10:32), y el texto “agrada a todos, no procurando su propio beneficio” (1 Co 10:33) lo que suena como un eco de “me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos” (1 Co 9:20).
Esto explicaría la razón por la cual Pablo no menciona esta idea del velo cubriendo la cabeza de la mujer en ninguna otra epístola, probablemente en Corinto existía un problema particular al respecto.
Términos claves del texto
Profetizar. Es evidente por el contexto que en este pasaje el profetizar se refiere a la predicación y a la enseñanza en público. Pablo señala esto tanto para la mujer como para el varón, lo que sin duda supone un elemento diferenciador con las costumbres de su tiempo.
Cabeza. El término que usa el original es la expresión griega kefale. El Antiguo Testamento usa la expresión rosh para referirse al gobernante de una comunidad (Jue. 10:18). Sin embargo, este uso no está en el lenguaje griego. Por lo tanto, Pablo no dijo en este versículo que el varón es el señor (kurios), palabra que habría tenido más sentido en un contexto de jerarquización.
En 1 Cor. 11:3 el concepto cabeza es usado en el sentido de fuente antecedente. Cristo procede del Padre. La mujer, por su parte, encuentra su origen en el varón en “interdependencia”. Si se sigue la lógica del relato del Génesis, el capítulo 1 y 2 hablan de “Adán” de una manera genérica. En la nueva etapa que se viven en Cristo, varón y mujer, o esposo y esposa, no son producto de un adam natural, sino un producto de un nuevo hombre, Cristo. Es el sentido que tiene la palabra en Col. 1:18 y 19 donde Cristo es el originador (kefale) de todo y es además la fuente (kefale) de la vida. Un significado similar se encuentra en Ef 4:15.
Pablo rompe el esquema sociopolítico de su tiempo al sugerir que ahora que conocen a Cristo las familias forman un núcleo distinto que tiene a Cristo como cabeza, lo que es contrario al planteamiento del “patria potestad” de los días de Pablo. El sistema de los días del apóstol, donde la preeminencia de todo la tenía el varón hacía del matrimonio algo inestable. La impunidad en la cual podía actuar el varón sin ningún tipo de restricción hacía que la mujer se viera sometida a los más increíbles abusos sin que pudiese hacer algo al respecto. Por eso el llamado del apóstol adquiere un sentido totalmente opuesto a su entorno. El hace un llamado al varón y a la mujer para unirse en una sola carne, cabeza y cuerpo, y ambos como miembros del cuerpo de Cristo (Ef 5:30-31; 1 Cor 11:11-12).
Orar con la cabeza cubierta. Hay quienes afirman que dicha práctica está relacionada con la costumbre judía de llevar un chal de cuatro puntas sobre la cabeza cuando oraban o hablaban en el culto. Pero, no hay evidencia que dicha costumbre estuviese en los días de Pablo totalmente extendida.
Cubrirse la cabeza. Algunos comentadores sugieren que es probable que algunas mujeres al hablar en público pretendiesen hacerlo con la cabeza descubierta a la manera de los varones, lo que en el contexto de Corinto y las costumbres locales habría traído problemas a la Iglesia.
Jerarquización. Como ya se ha visto, si se establece el criterio textual que el versículo presenta, entonces hay un orden jerárquico en la creación: Dios-Cristo-Varón-Mujer en la cual los tres primeros son “cabeza” del que sigue. Sin embargo, si se sigue el criterio de buscar el sentido primario que la palabra tenía para los griegos receptores de la carta, entonces, se debe comprender este planteamiento no como un orden de jerarquización sino como “fuente” u “origen”.
Gloria del varón. Pablo pareciera negar que la mujer fuera imagen de Dios, pero en realidad no está hablando de eso. Sin embargo si se toma el argumento de Pablo de manera literal sólo el varón sería imagen de Dios y no la mujer, por lo tanto evidentemente está hablando de otra cosa.
La clave de toda la sección
La clave de toda la sección es la expresión: “En el Señor”. Pablo presenta un contraste entre lo que se afirma cuando no se ama al Señor y cuando se ha subordinado la vida a su nombre. En Cristo el varón y la mujer se complementan mutuamente. El principio que vale es el establecido en Gálatas 3:28 en Cristo “no hay varón ni mujer”, el contexto de la “una nueva creación”. Lo que Pablo está afirmando con esta expresión es que el varón no puede existir sin la mujer, ni la mujer sin él; ambos son incompletos el uno sin el otro. En el contexto paulino, dicha afirmación debe haber sonado revolucionaria, no sólo para judíos, sino también para los griegos.
Por lo tanto, los conceptos que presenta antes de esta expresión es lo que sucede “sin el Señor”. Cuando se conoce a Cristo todo es diferente.
Es evidente que Pablo está llevando dos líneas de argumentación. En primer lugar una clara diferenciación de los sexos, usando los argumentos de Gn 1:26-27 y por otro lado, recrear a la mujer teniendo una autoridad igual a la del varón.
Lo que Pablo está afirmando en el versículo 12 del capítulo 11 es que la iglesia no hay semejante costumbre universal, y la mujer tiene derecho de elegir (1 Cor 11:10). El mandato tiene sentido, sólo para no herir sensibilidades de otros. Pablo establece un contraste entre su tradición religiosa particular (judaísmo) y la nueva etapa en Cristo estableciendo un nuevo paradigma para las relaciones humanas que tiene como trasfondo a Cristo Jesús y su enseñanza que en el Señor existe el principio de igualdad. Lo que viene a corregir la costumbre estableciendo un nuevo correlato que se resuelve con la fórmula: “En el Señor”.
En otras palabras, establece lo que sucede “sin” el Señor y “con” el Señor. Actitudes sin ningún tipo de jerarquización ni descrédito de un sexo hacia otro.
Conclusión
Al indagar sobre este capítulo hay una serie de ramificaciones, en algunos casos inexploradas. Por ejemplo, la relación de los argumentos de Pablo con la religión griega, especialmente el culto a Afrodita; las costumbres judías del tiempo de Pablo en general y de Corinto en particular. Otro problema que está en el tapete de la discusión y aún no se resuelve completamente en el mundo erudito es sobre la posible interpolación en este capítulo de ideas posteriores a Pablo que reflejan un problema misógino, etc.
Algunas de las conclusiones a las que llegamos de manera parcial son:
En primer lugar, que mientras no existan conclusiones definitivas no podemos analizar el texto como si fuera una interpolación. Por lo tanto, es fundamental intentar explicar el texto como una unidad.
En ese sentido, el apóstol está planteando una situación de excepción dada la difícil discusión que se ha presentado en Corinto en relación a la forma de adorar. El sugiere una forma de adoración que incluye el cubrirse la cabeza para no ser escándalo a quienes ven al cristianismo con sospecha, seguramente hebreos de Corinto.
En segundo lugar, hace eco de los argumentos de la época en relación a la relación del varón y la mujer, sin embargo, establece con claridad que “en el Señor” se produce un estado que rompe dicha relación de “sumisión/sometimiento/superioridad”.
En Cristo el modelo de las relaciones humanas es otro, por lo tanto, deducir de este texto que la “mujer es gloria del varón” por lo tanto inferior, es no entender, lo que pretende mostrar Pablo la nueva vida “en el Señor” que rompe con ese paradigma que nada tiene que ver con la equidad y las relaciones de igualdad que debe haber entre varón y mujer que han aceptado a Cristo como salvador personal.Referencia
[1] William F. Orr y Walther, James A., 1 Corinthians: A New Translation (New York: Doubleday & Company, Inc., 1976), 262.
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