“Tengo un dilema. Cada vez se pone más complicado. En cinco
meses más me voy a casar, pero no sé cómo enfrentar los líos familiares que
tengo y que no son mi responsabilidad. Mis padres se divorciaron cuando yo era
niña, tenía cuatro años de edad. Poco después mi madre se volvió a casar con un
hombre maravilloso, que siempre me ha tratado como hija y nunca me ha dejado.
Tengo dos hermanos más y la familia que me han dado ha sido estupenda. En todo
este tiempo me he mantenido en contacto con mi padre. No digamos que nos
llevamos estupendo, pero al menos lo veo una o dos veces por año. Él también se
volvió a casar y tiene otros hijos, que conozco pero no trato. También me he
mantenido en contacto con mi abuela, la madre de mi papá que vive cerca. Ahora
que me voy a casar ella me ha dicho que lo que corresponde es que él me
entregue en el altar porque es mi padre, pero siento que eso sería traicionar a
quien ha sido mi padre en todos estos años, el que siempre ha estado conmigo
incondicionalmente, de hecho a mi padrastro le digo “papá” y a mi padre lo
llamo por su nombre, nunca le he dicho papá. Ahora, le conté a mi mamá lo que
estaba pasando y ella me dijo que era mi decisión, pero vi su rostro de
desilusión cuando le conté. Ella se lo contó a mi abuela, su mamá, y ella le
dijo que si mi padre venía ella no iba a la ceremonia. Fui a hablar con el
pastor que nos va a casar para que me orientara y quedé peor, él me dijo que lo
correcto era que mi padre me entregara en el altar porque él me dio la vida y
me citó eso de “honra a tu padre y tu madre”. Mi papá (padrastro) es un hombre
muy bueno, lo amo, es mi padre, no me ha dicho nada, pero sé que se sentiría
triste, aunque es muy respetuoso y no me forzará a nada. ¿Qué hago? ¿Quería que
mi boda fuera espectacular y esto me está haciendo muy infeliz, siento que
estoy al medio y no sé cómo dejar contentos a todos?”
RESPUESTA
Querida amiga:
¿Por qué te complicas
con algo que es tan simple?
Padre no es el que
engendra sino el que cría.
Padre es el que está en tus dolores y alegrías. El que te
cobija y te lee una historia cuando te vas a dormir.
Padre es el que te acompaña cuando pasas una vergüenza y te
abraza porque sabes que en ese momento no necesitas una reprimenda.
Padre es quien está cuando te lastimas, para ofrecerte su
mano y curar tus heridas.
Padre es quien está cuando todos se van, para apoyarte,
animarte, ayudarte y decirte: ¡Vamos! ¡Tú puedes! ¡No estás solo!
Padre es el que se queda al lado de tu madre para amarla y
sostenerla, porque sabe que haciéndolo te da a ti, como hija el mejor regalo.
No es padre el que engendra y luego no está presente. No
deberías dudarlo, tú has tenido alguien que te engendró y que no es tu padre y
alguien que te adoptó y que sí es tu padre. Si alguien no lo entiende no es
problema tuyo.
Comienza hablando con tu abuela paterna y dile que tú
respetas sus sentimientos, es su hijo, pero que tú no te has criado con él y
que tu cercanía es con tu verdadero padre, él que te ha criado. Dile que te
apoye. Señálale para que no tenga dudas que tú quieres que esté en tu boda,
pero es su decisión.
Luego, habla con tu abuela materna, y dile que la amas, que
ella es muy importante para ti, pero que la boda es tuya, no de ella, que si
realmente te ama, debe respetar tus decisiones, no eres una niña para que te
manipule. Dile que es bienvenida en la boda, pero si decide no ir, será su
decisión y es ella la que se perderá la oportunidad de estar en la boda de su
única nieta.
A continuación llama por teléfono al varón que te engendró,
y dile que es bienvenido a la boda, que es una buena oportunidad para estrechar
lazos, pero que tú pasarás al altar del brazo del hombre que consideras tu
padre espiritual, el que ha estado contigo en todo este tiempo. Si es maduro
emocionalmente lo entenderá, si no, ni en cien años entenderá el mensaje, así
que afligirte no vale la pena.
Luego, anda con una gran sonrisa y dile a tu verdadero
padre, al que ha estado a tu lado, al que te ha cubierto de abrazos, el que te
ha curado las rodillas cuando te caíste, el que estuvo cuando cambiaste los
dientes, cuando tuviste tu primer enamorado y tu primera desilusión y dale la
alegría que se merece por haber estado todo este tiempo a tu lado y dile que él
será quien pasará contigo al altar porque es tu padre. No soy adivino, pero
imagino las lágrimas que seguramente correrán por sus mejillas. Es una buena
oportunidad para que le digas a él lo importante que ha sido para tu vida.
A continuación, habla con el pastor, no lo conozco, no creo
que tenga malas intenciones, pero sí un mal enfoque. Dile que la boda es tuya,
que vas a pasar al altar con el hombre que consideras tu padre y que el resto
de la familia estará presente, probablemente, y de testigos. Dile que si siente
incómodo de dirigir la ceremonia o si va a decir algo al respecto, que te diga
porque aún estás a tiempo para buscar a otro pastor para que te case. Sé clara,
se firme, se asertiva y no te olvides que la boda es tuya, y por supuesto de tu
novio, que en todo este cuento parece que está ausente porque no dijiste nada
de él, porque seguramente está esperando que tomes una decisión para apoyarte.
A modo de reflexión
final
Cuando leí tu carta me sentí triste, me dio pena pensar en
que los adultos son tan egoístas que no piensan en las consecuencias que puede
tener una palabra usada a destiempo o dicha en una forma inconveniente.
Es cierto, Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”, no
hay duda del mandato, pero tiene un límite que tiene que ver con las
consecuencias de las decisiones de los padres y madres. Honrarlo no significa
hacer todo lo que dicen ni perder la autonomía personal.
Tampoco implica pasar por alto todos sus errores como si
éstos nunca hubieran existido. Honrar es no devolver al mal con mal, es no
maltratar, es tratar de entender los errores, pero no para excusarlos, sino
para seguir viviendo en paz.
Se pone una carga muy pesada sobre los hijos cuando se los
obliga a rendir honra a personas cuyas acciones no merecen ese trato, sin
embargo, como hijos de Dios no estamos llamados a devolver el mal con mal, pero
sí a comprender que los hijos tienen el derecho de tomar sus propias
decisiones, por mucho que no nos gusten a nosotros de manera personal.
Por último, la boda no es de los testigos ni siquiera del
pastor. Es de los novios. Es su momento. Respetar los deseos de quienes se van
a casar es un acto de justicia y de respeto. La única función del pastor es
solicitar una bendición a Dios y actuar como un agente que dará paz y alegría a
una pareja que busca contar con la bendición divina. Cualquier otro rol, está demás
y no corresponde.
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Por mucho tiempo hice lo que me decia la gente y mas mi familia, casi nunca me guie con el corazón... perdi muchos momentos que pudiera disfrutar a lo maximo por pensar si estaba haciendo lo correcto o no; entre ellos mis graduaciones y mi boda...mis padres divorciados y mi madre no queria que incluyera a mi padre en mis logros.. no lo hice... por darle gusto a ella... pero no disfrute al 100 mis eventos.. y hoy me entriztece mucho.. hoy estoy a punto de divorciarme e igual estoy muy confundida en la desicion que quiero tomar... ahi muchas opiniones... no hagas lo que yo. TOMA TUS DESICIONES Y DECIDE LO QUE TU CORAZON QUIERE, TODOS LOS DEMAS DEBEN RESPETAR TU DECISION ACTUAL Y FUTURAS DECISIONES!
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